miércoles, 16 de mayo de 2018

Sigean, un pedacito de África a nuestro alcance

La reserva de Sigean se encuentra en el sur de Francia, a unos 85 km de la frontera con España. Se trata de un lugar donde la mayoría de animales están en semi-libertad. Naturalmente no es como si haces una ruta por Kenya, pero para "abrir boca" está bien.
Digamos que aunque los animales no están libres, disponen de un mayor espacio de movimiento que en un zoo. 
No sabría decir cual es la mejor época para visitarlo, pero nosotros fuimos un fin de semana de abril, en un día lluvioso, y se estaba de fábula. La incomodidad del paraguas quedaba compensada con la tranquilidad de poder hacer el recorrido sin aglomeraciones de gente.
La visita consta de dos partes, una primera que realizas dentro del coche (que puedes repetir las veces que quieras con las ventanillas cerradas), con una duración aproximada de una hora, y una segunda a pie, que haciéndola con tranquilidad, puede llevarte entre dos y tres horas.
 Dentro del parque tienes lugares para poder comer, ya sea en el restaurante, en algunos "chiringuitos" que hay por el camino, o en la zona de pícnic.
Si miras el tríptico que te dan en la entrada, podrás ver también el horario en el que le dan de comer a algunos animales. Es todo un espectáculo. 
Pero, ¿que animales podemos encontrar en la reserva? Pues osos, leones, chimpancés, rinocerontes, flamencos, camellos...os dejo algunas fotos para que os podáis hacer una idea.





















Y si visitamos la reserva ¿dónde podemos alojarnos?
Pues a falta de conocer Perpignan, que está relativamente cerca, yo propondría Narbona. Se trata de una pequeña ciudad que se puede ver tranquilamente en un día. Destaco sobre todo dos lugares.
El primero, la Catedral de San Justo y San Pastor. Es un edificio inacabado, pero realmente espectacular, ya que en su interior se alcanzan alturas de más de 40 metros. Es de estilo gótico.




El segundo es Le grands buffets. Dicen que el mejor buffet libre del mundo. Está ubicado en un lugar, en las afueras de la ciudad, que no refleja lo bonito que es en su interior (parece un centro comercial, aunque no lo es).



Nada más llegar te recibe un camarero que te explica todo lo que allí te puedes encontrar: carnes, infinidad de quesos y patés, carnes, mariscos, platos preparados al momento, postres de todas las clases, unos vinos excelentes...vamos, un regalo para el paladar que bien merece el precio que se paga (cuando fuimos nosotros, 35 € por persona, bebida aparte).





Aparte de estos sitios, pues puedes encontrarte iglesias, restos romanos y el Canal de La Robine, con un paseo y terrazas para tomar algo.





Resumiendo, un gran fin de semana, a tocar de Barcelona.

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